Luego de dos años sin la realización del Vía Crucis en Roma, este 15 de abril, el Papa Francisco presidió la instancia, que estuvo marcada por el conflicto desatado en Europa del Este, entre Rusia y Ucrania.
Uno de los momentos más significativos para unos y polémicos para otros, se vivió en la decimotercera estación del Vía Crucis, cuando dos mujeres, una ucraniana y una rusa, llevaron la cruz, en señal de reconciliación junto a los fieles, quienes pidieron por el fin del conflicto.
Esta ceremonia fue la más numerosa organizada por el Coliseo y contó con la participación de 74 personas, divididas en 14 familias, quienes llevaron la Cruz, estación por estación.
“Tómanos de la mano, como un Padre, para que no nos alejemos de ti; convierte nuestros corazones rebeldes a tu corazón, para que aprendamos a seguir proyectos de paz; haz que los adversarios se den la mano, para que gusten del perdón recíproco; desarma la mano alzada del hermano contra el hermano, para que donde haya odio florezca la concordia”, comentó el líder religioso en la oración final.