Al menos 35 personas murieron tras un bombardoe con cohetes contra una estación de trenes en la ciudad de Kramatorsk, al este de Ucrania, lugar de donde miles de ciudadanos han huido por miedo a un posible ataque ruso.
En el bombardeo, 100 personas resultaron heridas, siendo uno de los ataques más sangrientos en las seis semanas de conflicto, sumándose a la indignación de la comunidad internacional con respecto a lo sucedido en los últimos días. Por parte del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, el ataque fue calificado como una "maldad sin límites" por parte de Rusia, sin embargo, el ministerio de Defensa negó ser autor del ataque, culpando a Kiev de una "provocación".